miércoles, 25 de febrero de 2009

El primero de todos

"Todo el que repudia a su mujer, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada del marido, adultero. (Lucas 16:18).


"Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón". (Mateo 5:27-28).


"Pues la voluntad de Dios es vuestra santificación; que os apartéis de fornicación". (Tesalonicenses 4:3).


Aquel día la fue a visitar, radiante como el sol se atrevió a pisar el farol de la puerta, dio dos timbradas, y al escuchar la voz de su amada, la felicidad se confrontó a su corazón, y él se dejó seducir. Ella lo recibió en el calor de su hogar, tan linda, tan ella; mientras él, todo un don Juan, le entregó una bella rosa blanca y sólo atinó a decirle un hola.

- “¿Te gustaría tomar un café?” –Preguntó ella.

- “Bueno...” –contestó él – “Te he extrañado tanto, las horas parecen días, los días parecen largos y tristes inviernos”.

- “Estas romántico el día de hoy ¿no amor? –Respondió animada la muchacha – Nos hemos visto ayer, no exageres.

Es cierto, se habían visto ayer, pero el sueño de aquel hombre, era tenerla para él todo el tiempo, perderse con ella en un mundo mágico, llenar de flores su capullo, beber el vino del amor con Baco, y disfrutarlo una vez más con Venus; regresando a lo tangible, continuaron con el café.


- “¿En qué piensas cariño?” –Preguntó ella.

- “En ti, en nosotros, en cómo sería nuestra vida juntos” –Señaló el.

- “Sigues con eso, no puedo vivir contigo, y lo sabes bien” --Refutó ella.

- “Solo lo imaginaba, no te lo estoy pidiendo” –Le contestó.


Aunque le mostraba su careta de indiferente, en el fondo le dolía pensar que ella no quería tener nada serio con él; sin embargo, le encantaba la actitud preponderante de ella, le excitaba (Quizás por su carácter apaciguado, quizás le fascinaba el hecho de no tomar el control, quizás se daba cuenta que no es necesario una firma notariada para amar).


- “Cariño… quisiera tenerte en mis brazos y nunca poder soltarte” –Dijo ella.

- “¿Me quieres?” –Preguntó él con una sonrisita pintándose.

- “Te amo, lo siento con toda mi alma, al verte, simplemente te quiero sentir, besar, tocar” –Respondió ella.

- “Yo también cariño, no sabes cuánto” –Concluyó él.


Y empezó el amor. Él la aferró a su cuerpo, ella se dejó llevar; él la besó apasionadamente y ella lo dirigió hacia su habitación.Estando allí, las ropas caían como pétalos de rosa y el fue tan caballero, que la hizo sentir como una princesa siendo coronada. Él la levantó con sus brazos fuertes, y ella se convirtió en su feliz prisionera. Ella se hizo escuchar, llegando a niveles de excitación que solo lograba con él, sólo con él. Cada beso, cada sensación para él eran únicas, el amaba a la mujer y cada experiencia era un mundo inimaginable en el cual siempre podían aprender; mientras ella sentía su cuerpo fusionado, se sentía totalmente fuerte y frágil al mismo tiempo, sentía que eran uno, sentía que era invencible.El clímax llegó entonces, sus dos auras se expandieron y colisionaron dejando de ser dos gemidos, volviéndose uno solo, volviéndose una agitación tan bella, volviéndose un latir tan incontrolable, y un placer tan magnífico, que os podría jurar por lo más santo que los mismos dioses se turbaron aquella mañana y dejaron derramar lo más sagrado de su santidad, dentro del cuerpo de aquella dama.No dijeron ni una palabra, todo el amor que sentían lo expresaron en aquella cama, y las palabras estaban demás.Se recorrieron con la mirada todos sus bellos cuerpos desnudos y agitados, se abrasaron, se besaron, y después de cambiarse, bajaron nuevamente al comedor.- “Eres magnífico” –Le dijo ella.- “No soportaría vivir en un mundo sin ti” –Respondió él.- “Sería tan hermoso poder largarnos juntos y rescatar nuestra vida”- Señaló ella.- “Qué bonito sería” –dijo él.
Entonces se abrazaron, se besaron y vistieron tan tristes como siempre al despedirse y él se levantó.

- Ya me tengo que ir mi amor – dijo él.
- ¿Por qué tan pronto? – pregunto ella.
- Va a ser la 1:00 pm; tu marido ya va a llegar.

Y resignada asintió con la cabeza mientras que su amado salía por la puerta; y se odió por dejarlo ir; y lo odió por no llevarla consigo.
Y las calles acompañaron a un transeúnte solitario de mirada triste, que se perdía en el horizonte soñando con su amada.


Pedro 4:8 “Sobre todo, tened entre vosotros un ferviente amor, porque el amor cubre una multitud de pecados”.


Autor: Piero Ramos Rasmussen