sábado, 25 de febrero de 2012

POEMA

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Se despedirán las aves
Detrás del Sol
Lo veremos morir, cansados
Del sueño etéreo,
Sobrando el río oceánico.
lozanía da la distancia
A la pared blanca
Se estremecen los faros en
Tú Ausencia: Señor;
El cielo de silencios y pájaros
Donde la casona
Dese anciano que me envuelve y
Me contempla.
¿Adónde, silencioso pastor...;

viernes, 24 de febrero de 2012

NOCHE



Abrases un camino de tierra en lo abrupto; Dios 
No duerme esperando. El labrador, de rodillas 
Contándole un secreto a las cañas insomnes.
-Jamás alguien lo supiese. Amor no despiertes, -
Me vieras los ojos, retendrías cuanto relinche
Asestado. Esta noche es un camino descalzo
Vacío, como la suma de gargantas;
Una mano del cielo voltea la página y aprieta
La espalda, el brazo se extiende acomodado
En una mesa rota
De lado de las aves extintas
Y un licor azul chorreándose en falanges;
-Amor seguimos,
Guardemos un secreto.- Ando
El mar rojo y no me detengo cuando
Existo. Se acomete el disparo;
La leña humea las esquirlas del incendio
En la fiesta de disfraz.


Una tormenta retumba todos los silencios, el fresco
Ha de seguir abrasando la tumba hermana

En el infierno.

lunes, 20 de febrero de 2012

TUYO


Lo ignoras; la sombra del lamparón de la noche
De cristales ausentes. Busca el cadáver su sortija,
Cuando un soplido en la concavidad y ella resucita
Del callejón desierto; estabas viva: Como yo.

Piero Ramos Rasmussen

sábado, 18 de febrero de 2012

SECRETOS


Lo enervas en este aire denso, piedad
Entrelazados bajo sábanas uniformes. Luna,
Permites que haga frío en casa juntando
Mareas. Estamos muertos en este vendaval,
Ocultos como adentro de un pasado encubierto. Tú
No por este acontecimiento de inválido,
No sufras como sufre un río la desembocadura
La noche pálida del vaho, deliciosa muerte. En prisión
Pateamos los barrotes excitados, en silencio,
¿Supieras de nuestra flagrancia? Ansiedad,
Esta noche laberintesca soy sucio de ti
Acometo los gemidos del aire
Todo es irreal, desnudos
La húmeda inmundicia de la voz.
Gime, gime, jime esta noche húmeda
Irresponsable de alimento y remanso
No habrá piedad de parte de este vapor
Ni inclemencia. Lo retendrás,
Sabes cómo terminaremos
Lentamente arrebatados
Despojamos de la piel
Hundidos en el licor
Prensado el cuello
Armonía genital.

No, no lo sabrás húmeda grieta en el camino descalzo,
A tanta bulla que pide que salga.

miércoles, 15 de febrero de 2012

Vida


Pediría a la corriente de tu voz una respuesta;
Resucitándose al tercer día
Las márgenes que suelo tener
Haciendo un charco de mi pensamiento. El aire,
Lo que respiro no me daña las paredes,
Me aburre el rugir de los crepúsculos, el largo viaje,
Las sirenas me distraen, son vicios efímeros.
Las olas sueltan de mí como retornan
Arrasándose cabos sueltos.

martes, 14 de febrero de 2012

El faro


Su visión testigo de vorágines, empuñaduras
Córnea petrolera de una África muda,
Se esfuma el polvo pisado en cada orilla
Como toros sagrados de ósculos secretos.

Ha venido blandeando la punta hermana
Plantándose en tu firmeza y tu campo
Arrastrando cadenas de labios rojos
Y cuatro paredes manuales en la guerra.


No, no habrás de renunciar a ella, diosa
El faro encima su luz en el oleaje
Alumbrando mar adentro

Acantilado, lo ha empozado. Piensa,
¿Quién es tu dueño?

Fulgores de ti
Cuando la noche asoma su latido...

Piero Ramos Rasmussen

sábado, 11 de febrero de 2012

CONTEMPLACIÓN



Un paraíso…
Cocos, gaviotas, casas blancas;
La orilla plagada de olas, damas, amas;
Dos corrientes juntas, fría, caliente;
La lozanía de una virgen
Pintora del Atlántico y del Pacífico
De los cuatro nortes y las tres cruces;
Arena, cuevas, montón de conchas rubias;
Escuderos animales prestos para la caza.

Moro en tu año,
Recorres la playa
Braceas mar adentro
Acometiendo de poesía
Andas hectáreas y
La sal empieza a salirse de
tus manos,
Y tus deditos no son de ángel
Son tenazas
Que aprietan remansos
Y entonces
Cuando el ardor más saláo
Es joya de papa
Se vierte el zumo
Estremeciéndote de guerra
Bajan lenguas
Dan a luz a tus pasos
La mancha Final.

¿Extinguiste ese dolor?
Tiende tu cama,
Darémos otro paseo…

Batalla


El náufrago se cubre de olas 
Ondas que niegan brisas celestes.
Su lengua escarba 
Rocas y acuosas grietas 
Surcando bajo sobre superficies
Mordiendo el fruto 
Del palmero 
Entre animalejos y conchas.


¿Cómo puede caerme bien el cielo
Lejísimos…? 
La lengua sube y se mezcla
Con la tierra del jardín
Lo mancilla, se embarra
Remueve la tierra vidurria
Besa el polvo como ráfagas gases
Y sueña
Contraer los espinados maderos, tu cofre
Como un virus crónico...;
Cuando un rebuzno zapatea el buen viento
Y te tiendes, gemida. 


¿Sentiste esta punzada que supieras un amor…?
No, le explicas, al prensarte los curvos mohínos y tú rugiendo,
No, al demoler las cóncavas paredes de arena, sin aliento,
No, ofreciéndole la Vía Láctea como un dulce Después.
No, no lo engañas y atiende tus clamores.
Te lanza a la hamaca, nuestro albergue.


Más embelesado, la admira, furiosos
Se le ve intensa, aún tierna, con ese ángel,
De seguro dormirás agazapada. Pero ahora,
Que el ateo político lo empuña, ahora. Ahora,
Porque el viento ha forzado que te vengas y venida
Tiemblas del peligro. 


Ahora, que es el turno de la fe del náufrago.

domingo, 5 de febrero de 2012

Cuando te acuerdes


Mía aflorada
No te estremeces
No clamas No obedeces
No te inundas de mis furiosas corridas
No marcas tu piel Ni renuncias
Ni sangras. Conmigo y te acuerdas.
¿Por qué ahora el ludo en ti?
¿Juventud y no belleza?
¿Arcoíris, Dios y ese mozuelo?
¿Vida o muerte? Ah! Tú cambiaste!
De una noche enardecida
Al colorete, al otro día. Me olvidas
Y yo que descubrí tus montes
Placados de hielo intenso.  Mi suerte!
Romper el imán de un espejo
Que se hacía añicos por ser poeta!
Cuando abres una flor, esa flor miente
Aunque su latido derrame dulce roja.
Sueñas tumbada con un cachorro de leche y
Lapido tu nombre en ese cajón mohíno
Donde oculto las cosas muertas.

Haciéndote a la mar de poesía
Te enseñé la lógica del ateo
Y vaya que aprendías!
De rodillas conversada
Cómo amamos los ateos!
Si hasta soñaste condonar la luz
Que roería mis huesos!
Y lo que cabalgabas en mi montura!
Al sostener este brazo del cielo
Verás mi rostro, despertarás
En este lago. Desde mi banca,
Pisando la iglesia los descubrí
Fervientes de alma y limosna.
Te lo dejo de testigo, el Señor.
Regocíjate en sus misterios.
Sin más letra para firmarla,
Tu arcor Tu alimento
Tus encuentros Tus olvidos
Tu sicario.

Piero Ramos Rasmussen