Cualquier transeúnte es un semáforo
Empapado desta escena de Lima
Rutilante, de hordas
Y seres moviéndose en negrura;
Despierta azuzada la oreja
Cerrando el Hemingway de mi frente
Derrotado el actor por el enjuto
Entre ignotas caridades avanza
Dando alergia al destartalado
Embobado de su huaynito ventoso
Y un aroma de casa que pastea en mí
En lo que pasa revista a los
Monjes de piedra,
Marías calladas, niños sentados.
Un hombre se preserva con la sal en sus palmas,
Vigas de metal cualquier día lo aprehenden.
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