martes, 14 de febrero de 2012

El faro


Su visión testigo de vorágines, empuñaduras
Córnea petrolera de una África muda,
Se esfuma el polvo pisado en cada orilla
Como toros sagrados de ósculos secretos.

Ha venido blandeando la punta hermana
Plantándose en tu firmeza y tu campo
Arrastrando cadenas de labios rojos
Y cuatro paredes manuales en la guerra.


No, no habrás de renunciar a ella, diosa
El faro encima su luz en el oleaje
Alumbrando mar adentro

Acantilado, lo ha empozado. Piensa,
¿Quién es tu dueño?

Fulgores de ti
Cuando la noche asoma su latido...

Piero Ramos Rasmussen

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